Noche de verano

Fiesta en agosto. Sábado por la noche. El alcohol no me ha subido a la cabeza. Rodeada de gente, de luz, de calor y de ruido. Sorda. Muda. Cansada. Son las tres de lamañana. En esta ciudad de mierda ya no queda nada abierto. Nos escupe o nos encamina a Bagur. Vía alternativa: La Rúa. Color naranja, luces de colores, caras sonrientes y gafas grandes. ¿Qué es un hipster? Patillas pobladas y bigote ridículo que me gustan. Profundidad de unos ojos vidriosos. No hay palabras. Atracción nocturna. Palabras en la oscuridad, suspiros. Juegos de palabras, de manos, de cuerpos. ¿Te acuerdas de la música? No me gustó, pero no era Bisbal. Sonaron los Strokes y mi endiosado Nacho Vegas. El mismo que se avergüenza cuando le piropeas en el backstage como un groupie que no ha lugar. Nacho te susurra al oído y te encandila. Los Strokes me reactivas. La cerveza ya sólo me da ganas de potar. La Rúa es el final. El final de la noche. El final de esta calle. Sólo sueños y oscuridad.