Mad men & Shop America

Estoy terminando la primera temporada de Mad men, un derroche de estética retro. Para aquellos que no lo saben, es una serie ambientada en una agencia de publicidad de Nueva York, a comienzos de los '60. En los tiempos en que bandadas de sucias palomas surcaban los sucios cielos de la ciudad, como diría Lorca -he estado analizando el poema "La aurora", de Poeta en Nueva York, interesantes imágenes, por cierto-. Los hombres enfundados en sus gabardinas y en sus gafas a lo Buddy Holly, cual hipster del montón, claro; mientras las esposas fieles y vestidas con tules y rosas esperaban en casa cuidando de los niños y haciendo la compra -Me traen a la memoria irremediablemente a la Sandy de Blue Velvet, de Lynch; o a una Laura Palmer sin asesinar: engaño- . Otras mujeres, ejercían de mujeres fatales, con poder; aunque siempre a la sombra de hermanos o padres: de apellidos. Algunas se pusieron a trabajar en oficinas u otros lugares. La guerra había pasado. De ellas, unas pocas deseaban trabajar, las otras solo buscar un buen marido.

Una sociedad machista, ahogada en los clichés y en los prejuicios.

Una sociedad en que comenzó a triunfar la psiquiatría y en que el psicoanálisis extendió su mercado -el psicoanalista me recuerda a Foucault, por contradictorio que resulte-.

Una sociedad capitalista 100%, en que el éxito mayor está en generar necesidades nuevas,, nuevos deseos. Estimular el deseo para hacer que nunca se agote, si acaso puede -desde que leí Deseo sobre deseo de Fernando Colina, pienso que el deseo es un bucle infinito que sube y baja pero no se agota, por lo tanto aquí tengo mis dudas-.

Me impresionan de esta serie, pues, muchas cosas. Aparte, claro, de las tetas de la secretaria protagonista: Christina Hendriks. 

Relacionado con esta serie, está el libro de mi más reciente adquisición. De nuevo Taschen. Esta vez caí en las garras de una oferta que se anunciaba en un color amarillo fosforito. Shop america. Diseño de las tiendas de los años '40, con la misma intención oscura que en la serie. ¿Por qué los nuevos escaparates, los nuevos maniquíes, el nuevo ambiente del comercio? Para vender. 

Me encantan esos magníficos mueblos. El estilo de los nuevos diseños. Nada "abuelítico". Se combinan materiales, se da importancia al metal y, sobre todo al cristal: luz. Diáfano. El mejor ejemplo, como dice el libro-catálogo: el cuadro de Hopper, el gran genio americano.

MENTIRA Y FELICIDAD EN EL MISMO PAQUETE. bONITO, MUY BONITO.

Manifiesto del comer y del cuerpo

Desearía no comer.
Me fastidia comer leyendo.
Si como viendo la tele, prefiero no hacerle excesivo caso.
Detesto comer viendo pelis.
Adoro vivir sóla pero odio no tener nadie con quien comer.
Me gusta comer al aire libre, al sol de comienzos de verano.
Me gusta la comida poco grasa.
Adoro el pollo y las patatas. En todas sus variantes.
Odio mi cinturón corporal de grasa y trato de disminuirlo comiendo menos.
Mierda, no baja.
Me jode el estereotipo que me encanta: cuerpos delgados, escuchimizados, casi demacrados.
Odio a mi hermana por estar tan buena.
Admiro a las mujeres que enseñan la cacha.
Me avergüenzo de mi cuerpo.
Me encanta comer. Debería ser vegetariana. Pero eso no ocurrirá. Al menos de momento. Me gusta la vaca en la cazuela. El pollo a la plancha y el cerdo agridulce de los chinos.
El queso: de cabra, de teta, provolone con orégano...
Hay que educar el gusto, boicotear las grandes cadenas comerciales de supermercados. Pero el Mercadona es tan barato. Mola.
Comer, comer, comer.
Adelgazar, adelgazar, adelgazar.
CONTROL, CONTROL, CONTROL. (Biopoder)

Pin up

Kate Moss por Lucien Feud

Egon Schiele

Noche de verano

Fiesta en agosto. Sábado por la noche. El alcohol no me ha subido a la cabeza. Rodeada de gente, de luz, de calor y de ruido. Sorda. Muda. Cansada. Son las tres de lamañana. En esta ciudad de mierda ya no queda nada abierto. Nos escupe o nos encamina a Bagur. Vía alternativa: La Rúa. Color naranja, luces de colores, caras sonrientes y gafas grandes. ¿Qué es un hipster? Patillas pobladas y bigote ridículo que me gustan. Profundidad de unos ojos vidriosos. No hay palabras. Atracción nocturna. Palabras en la oscuridad, suspiros. Juegos de palabras, de manos, de cuerpos. ¿Te acuerdas de la música? No me gustó, pero no era Bisbal. Sonaron los Strokes y mi endiosado Nacho Vegas. El mismo que se avergüenza cuando le piropeas en el backstage como un groupie que no ha lugar. Nacho te susurra al oído y te encandila. Los Strokes me reactivas. La cerveza ya sólo me da ganas de potar. La Rúa es el final. El final de la noche. El final de esta calle. Sólo sueños y oscuridad.

Banhart & Eisner & Lautner

Por una amiga he conocido este vídeo. Y estoy enganchada a él desde hace algunos días. Es la segunda oportunidad que le doy a Devendra Banhart, un músico de folk extraño entre americano y venezolano que tiene un atractivo sublime, para mi gusto. Apesar de todo, muchos dirán que se ha hecho famoso por su relación con Natalie Portman. Sin embargo, ella ya no está en su vida y él sigue ahí. En fin, la polémica está servida.

Pero lo que a mí me importa -aparte de su imagen, recientemente variada- es el vídeo en sí. 

Se trata de un vídeo promocional de las gafas Oliver peoples, muy lindas, por lo demás. Esta marca se dio el lujo a sí misma de anunciarse con este clip realizado por la fotógrafa Lisa Eisner, en que acompaña al cantante de su actual novia Rebecca Schwartz -parecida a Natalie...ejem-.

La canción es de aires...brasileños? Se me ocurre. Es ligera y cariñosa. Es cómplice. Pertenece al álbum de 2009: What will we be. 

Y el glorioso vídeo es un tributo al cine fracés. Es un delicioso recuerdo a Godard y  Truffaut, a la Nouvelle Vague y a su "musa" Brigite Bardot...reencarnada en Rebecca. 

El marco, incomparable: The Rainbow House, de John Lautner. Arquitecto americano cuyo recorrido se extiende por todo el siglo XX. Una casa suspendida por encima  del monte, abierta a la luz, al sol; del que está repleto el vídeo.

Me encanta.

Más Madrid

Mi barrio favorito: Tribunal. Los mejores bares, tiendas, cafés, plazas...el mejor ambiente y estilo.

La zona cercana a la plaza Mayor, como se aprecia, conserva todo el candor del viejo Madrid. 

La Latina..en azules y granates.

Fin del trayecto y a casa.

Madrid más a fondo

Acudí a Madrid a un excelente curso de Historia del arte contemporáneo que me ha puesto las pilas al respecto y en el que conocí a mi nueva ídola: Constanza Nieto Yuste, profesora de la UNED -institución organizadora del curso- y autora de Klimt, el artista del alma. Con este brebaje y la visita realizada al Thyssen -que tiene lo mejor de cada casa, maldita sea-, salí a la calle con mil ganas de patear la ciudad, encontrarla mía, buscar mis favoritos y encuadrarla con mi cámara. Y eso hice. 

De camino: parada en Olmedo

Desde el Retiro

En el Retiro

Fachada del increíblemente bello edificio que se ha agenciado la SGAE...aunque hasta eso tendrá que devolver...

Libreria Pérez Galdós C/ Hortaleza nº5

Escher en Tirso de Molina

Teatro Pavón en Lavapiés

Plaza de Lavapiés

Óptica en el Barrio de los escritores

Y de regalo...este vídeo que me lleva de paseo entre los Beatles y The Doors.
"Fire walk with me."

Glorioso Agustín Fdez. Mallo - incombustible

Si hay alguien a quien me alegre de haber conocido en lo súltimos tiempos, ese es Mallo -entre otros, claro, no vaya él a pensar que...- Fue en Salamanca, en la presentación de su último libro "El hacedor (de Borges), Remake", en el marco de la Feria del libro que se organizó en mayo, si la memoria no me falla. Fue una presentación llana, divertada y con críticas salmantinas incluidas. " ¿No cree usted que sus novelas pasaran de moda al hablar de elementos como los USB, etc? - Tanto como los elementos de que hablaba Cervantes" (No cito textualmente, pero algo así fue, palabra) Primera lección aprendida: No situarse en el "papel" de escritor cuando se escriba, sino, simplemente, escribir. Segunda lección: No tener en cuenta jerarquías. Una telenovela es un material de la misma caledad que Crimen y Castigo a la hora de escribir y, de hecho, es más de a diario.

Mi novio y yo, encandilados. Él de poco en poco me enseñaba novedades, cositas dispersas por la red del escritor en cuestión, como su "obsesión" (con perdón de él mismo) por los zapatos; que suscribe mi novio también, por cierto. Aquel día, me firmó Nocilla lab, dejándome un corazoncito en gold garabateado...libro que ya me he tragado y con entusiasmo, obviously.

De cuando en cuando, tambien me pasaba yo por su blog...cuando menos curioso: El hombre que salió de la tarta.

Lo último visionado, ha supuesto dos nuevos descubrimientos, de los que ya tenía lejana noticia gracias a José Luis Molinuevo, que se ocupa de tener a los alumnos de Filosofía de Salamanca, al tanto de lo último en estética. (Gracias, gracias y mil gracias, desde aquí que no me oye).

 Así pues, con este vídeo del que hablo, me ha llegado el atractivo de Ray Loriga y las espectaculares palabras de Eloy Fernández Porta, con quien Agustín realiza un espectáculo bizarro: Afterpop Fdez. & Fdez. (Spokenword). - Tan raro como suena - .  AQUÍ OS DEJO EL LINK.

En un comentario que hice a su blog, me contestó con este link que paso ahora a dejaros yo como fin de esta entrada con tanta palabrería: El mundo today.

La idea es esa, un poco la del rizoma deleuziano: la realidad no son compartimentos separados, todo está interconectado y estamos legitimados a ponerlo por escrito. (creo) 

Ha sido portada de Quimera y está en todas partes. Mallo me recuerda a mi tío, un coleccionista de vinilos afincado en Madrid, que no pasa un domingo sin que visite el Rastro, eso sí, muy de mañana, para evitar aglomeraciones.