lunes, 2 de julio de 2012

Video killed everybody


Fue una vez un tiempo de radios y casetes, de óleos y pinceles. Corrían las últimas décadas del siglo XX y la gente tenía miedo a la virtualidad. Para todos, la pregunta capital seguía siendo sobre la realidad. ¿Es esto real? ¿Lo es aquello? ¿Qué es lo auténtico? 
La televisión era masiva, mientras el casete grabado de la radio permitía la propia remezcla, participar en la creación de una lista de reproducción -cara A o cara B- era una cuestión identitaria. Aún yo, hija de los 80, pasé por esta fase clave, del mismo modo que he enviado muchas cartas. Mi generación, aún pertenece a un equívoco estado intermedio que nos hace cuestionar los adelantos. Eminentemente los "virtuales", aunque nos encanta la Wii, de modo que somos opositores de nuestra propia cultura. 
Sin embargo, igual que la radio había perdido fuelle ya, lo hizo la TV, que hoy, más que nunca, se ha convertido en un soporte anticuado, de padres. Internet se ha situado como el soporte supremo para todo tipo de prácticas; unas con mayor suerte de aprobación que otras. Pero, a pesar de todo, la TV sigue existiendo en casi cada casa -no tanto en las de las parejas más jóvenes-. Todavía a principios del segundo milenio de nuestra era,  yo misma he pasado tardes mirando MTV. (Lo que deja mi retro style en una zona vaga y oscura.)
Lo que los 80 hizo el casete en la radio, en los 90 lo hizo el vídeo. Como bien sabe Lana del Rey, también se mezcla y se colle, generando collages de los que hacía Schwitters en otros tiempos. La magia del vídeo es que permite sumar el color de la pintura, el sonido de la radio, el movimiento del cine y  la frescura de la TV en un mismo producto. 
Así, el vídeo se ha introducido en los museos "matando a la pintura", pero también se ha metido en los conciertos "matando a la radio". Hoy, hablar de vídeo es una vaguedad y hablar de videoclip es un tanto esencialista. ¿Qué es cada cosa? En cualquier caso, comprender el proceso sufrido y sus connotaciones sociales, políticas, estéticas y ontológicas, no es vano en absoluto. 
A esa comprensión, que nos permite dilucidar el momento actual en toda su complejidad e imbricación, nos pueden servir de apoyo varios elementos.
Por un lado, Javier Panera, publicó en 2010 un librito llamado Video Killed the Painting Star. Pintura e imagen en movimiento, en paralelo a la exposición homónima que realizó en el DA2. Ya en 2009, había dado a luz también su texto Música para  tus ojos. Artes visuales y estética del videoclip. Una historia de intercambios. Panera ha investigado este tema en profundidad y se ha especializado en el arte de los nuevos medios, desde la fotografía digital -que también estudian Juan Albarrán Diego o Víctor del Río-, a la pintura expandida, el cine, el netart, el vídeo y el videoclip. Su labor organizativa y colaborativa en estos ámbitos a lo largo de toda España es muy rica y es loable su apoyo e impulsión a los proyectos más pequeños. 
Hoy, en la Laboral de Gijón, se presenta la exposición eCLIPse, que recorre el vídeo en su versión musical. Me parece un IMPERDIBLE. 

De la manita de Lady Gaga a la de Robert Wilson hay un hilito de seda que de tanto que se acercan ni se rompe ni se enreda.