La verdad es que a mí Goya, por lo general, no me hace ni fu ni fa. Pero las pinturas negras y, en concreto, este perrillo, me alucinan. Ir al Prado para mí fue muy clarificador en este sentido porque vi dos Goyas: uno en la planta de arriba y otro en la de abajo. El mío es el del Averno, aunque me resulta muy curioso el parecido de su pintura y mi foto, que está hecha en la tranquilidad de una tarde santanderina. Yo siempre había entendido ese perro como una muestra de lo sublime terrible y de la soledad. Por eso poner estas fotos en el mismo plano me resulta tan curioso.
Las pinturas negras de Goya como sus grabados son atemporales podemos aplicarlas perfectamente a la deriva de nuestra vida. Nos devuelve esa anomolía de que siguen siendo actuales pese a ser de mediados del XIX. Y la obra del perro me parece tan amenazante como posmoderna. Estoy contigo en que Goya no me entusiasma pero me fascina su preludio de la posmodernidad y su crítica social y política tan acorde con los momentos que vivimos. Es como si a veces pudieses regresar al pasado usando el presente y darte cuenta que vivimos eternamente en supuestos ficcionados continuamente.
Qué gran visionario fue Goya. Me fascina.
ResponderEliminarLa verdad es que a mí Goya, por lo general, no me hace ni fu ni fa. Pero las pinturas negras y, en concreto, este perrillo, me alucinan. Ir al Prado para mí fue muy clarificador en este sentido porque vi dos Goyas: uno en la planta de arriba y otro en la de abajo. El mío es el del Averno, aunque me resulta muy curioso el parecido de su pintura y mi foto, que está hecha en la tranquilidad de una tarde santanderina. Yo siempre había entendido ese perro como una muestra de lo sublime terrible y de la soledad. Por eso poner estas fotos en el mismo plano me resulta tan curioso.
EliminarLas pinturas negras de Goya como sus grabados son atemporales podemos aplicarlas perfectamente a la deriva de nuestra vida. Nos devuelve esa anomolía de que siguen siendo actuales pese a ser de mediados del XIX. Y la obra del perro me parece tan amenazante como posmoderna. Estoy contigo en que Goya no me entusiasma pero me fascina su preludio de la posmodernidad y su crítica social y política tan acorde con los momentos que vivimos. Es como si a veces pudieses regresar al pasado usando el presente y darte cuenta que vivimos eternamente en supuestos ficcionados continuamente.
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