martes, 30 de agosto de 2011

Mad men & Shop America

Estoy terminando la primera temporada de Mad men, un derroche de estética retro. Para aquellos que no lo saben, es una serie ambientada en una agencia de publicidad de Nueva York, a comienzos de los '60. En los tiempos en que bandadas de sucias palomas surcaban los sucios cielos de la ciudad, como diría Lorca -he estado analizando el poema "La aurora", de Poeta en Nueva York, interesantes imágenes, por cierto-. Los hombres enfundados en sus gabardinas y en sus gafas a lo Buddy Holly, cual hipster del montón, claro; mientras las esposas fieles y vestidas con tules y rosas esperaban en casa cuidando de los niños y haciendo la compra -Me traen a la memoria irremediablemente a la Sandy de Blue Velvet, de Lynch; o a una Laura Palmer sin asesinar: engaño- . Otras mujeres, ejercían de mujeres fatales, con poder; aunque siempre a la sombra de hermanos o padres: de apellidos. Algunas se pusieron a trabajar en oficinas u otros lugares. La guerra había pasado. De ellas, unas pocas deseaban trabajar, las otras solo buscar un buen marido.
Una sociedad machista, ahogada en los clichés y en los prejuicios.
Una sociedad en que comenzó a triunfar la psiquiatría y en que el psicoanálisis extendió su mercado -el psicoanalista me recuerda a Foucault, por contradictorio que resulte-.
Una sociedad capitalista 100%, en que el éxito mayor está en generar necesidades nuevas,, nuevos deseos. Estimular el deseo para hacer que nunca se agote, si acaso puede -desde que leí Deseo sobre deseo de Fernando Colina, pienso que el deseo es un bucle infinito que sube y baja pero no se agota, por lo tanto aquí tengo mis dudas-.
Me impresionan de esta serie, pues, muchas cosas. Aparte, claro, de las tetas de la secretaria protagonista: Christina Hendriks. 



Relacionado con esta serie, está el libro de mi más reciente adquisición. De nuevo Taschen. Esta vez caí en las garras de una oferta que se anunciaba en un color amarillo fosforito. Shop america. Diseño de las tiendas de los años '40, con la misma intención oscura que en la serie. ¿Por qué los nuevos escaparates, los nuevos maniquíes, el nuevo ambiente del comercio? Para vender. 



Me encantan esos magníficos mueblos. El estilo de los nuevos diseños. Nada "abuelítico". Se combinan materiales, se da importancia al metal y, sobre todo al cristal: luz. Diáfano. El mejor ejemplo, como dice el libro-catálogo: el cuadro de Hopper, el gran genio americano.





MENTIRA Y FELICIDAD EN EL MISMO PAQUETE. bONITO, MUY BONITO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario