Tengo muchas cosas nuevas que contar desde la semana pasada. Se me ocurren comentarios de filosofía, de literatura, de moda, de arquitectura, de escultura, de, de, de... Así que voy a ir espaciando y clasificando en mi cabeza para ir descubriendolo todo poco a poco.
Por lo pronto, contaros que el jueves pasado disfrutamos de un muy agradable concierto de Red Herring Band en el café Rayuela, en la Rúa Mayor. Con una lista de reproducción maravillosa en que mezclaron estupendamente jazz, bossa-nova, samba...latinjazz, en una palabra. Corcovado, Don't mean a thing, Sosinho, Bésame mucho, Quizás, quizás, quizás...fueron sólo algunas de las conocidas canciones con que nos deleitaron sus dos guitarras, viento metal, contrabajo y voz, si no me equivoco. Incluyeron otras dos de su cosecha: Silencio y Laura. Todo ello regado con un par de cervezas y tan sólo, quizás, la falta de la fumée sobre nuestras cabezas...
Pero eso no es todo. He pasado un delicioso fin de semana en mi ciudad, Valladolid, frente a todos los pronósticos. Una vez me dijeron que amnaría la ciudad cuando me marchara. No lo creí. Hoy, después de dos años, parece que empezamos a reconciliarnos, porque no hemos tenido una relación muy fácil...Tengo fotos y más cosas maravillosas de que hablar. Quizá en otro momento. Tan sólo os dejo un par de instantáneas de Salamanca del jueves por la tarde.
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